Uno de los trabajos que ofrecemos es tratar de observarnos para saber de lo que más estamos dotados. Ayudarnos a observar qué es de lo que más estamos hechos para entender nuestro funcionamiento. El de nuestro robot humano. Hay uno o más de estos rasgos que están muy explorados en nuestra propia vida. El trabajo en el laboratorio es empezar a dar luz en esos otros rasgos humanos que están en sombra, que están proyectados en los otros, rechazados, olvidados.
Quisiera para cerrar por ahora, citar a Carl Jung que lo ha dicho del modo mas elocuente que encontré:
Nuestro oficio es también, poder mostrar los rasgos más terribles del corazón humano, y debemos hacerlo con la mayor honestidad que poseamos y la mayor luminosidad con la que contemos. Sino entendemos con nuestro propio cuerpo y nuestra propia vida qué es el dolor, jamás podremos mostrarlo con espesura, con fuerza. Sino abordamos nuestra propia ¨fealdad¨, nuestra avaricia, o nuestra envidia, nuestra ¨gula¨, no podremos componer esos personajes con la obscuridad, la espesura y la complejidad que eso amerita.
Por último, creo en la inmensidad del teatro y en lo profundo que es nuestro oficio. Nuestro trabajo es mostrar las obscuridades más terribles del corazón humano, pero para eso tenemos que estar más lucidos y luminosos que cualquiera. Entender de lo que hablamos, pero separarnos de ello. Aprender a trabajar con mucha entrega y sinceridad sea lo que sea. Aprender a nadar sin miedos en estados de infierno. Y sin embargo, proyectar mucha luz. No perder nunca la felicidad y la alegría por hacerlo.